IMPERIO BIZANTINO


EL IMPERIO BIZANTINO Y EL CISMA DE ORIENTE


Las actividades económicas eran rígidamente controladas por la autoridad pública ya que el Estado estaba completamente centralizado. El Estado establecía las normas para la industria, fijaba los precios y jornales, controlaba las condiciones de trabajo, la calidad de los productos y reglamentaba la exportación. La industria más importante era la textil. La artesanía constantinopolitana era famosa por sus trabajos de cuero, las magníficas tapicerías, las joyas de oro y piedras preciosas. El emperador bizantino gozaba de un poder absoluto, su autoridad solo era limitada por la tradición. Sin embargo, las disputas por la sucesión llenan las hojas de la historia de Bizancio. De los 109 emperadores que hubo entre 395 y 1453, solo 34 murieron de muerte natural.

JUSTINIANO Y EL PROYECTO DE CONSOLIDAR
EL NUEVO IMPERIO ROMANO
Justiniano fue uno de los emperadores bizantinos más prósperos que durante su gobierno buscó consolidar nuevamente el antiguo Imperio romano. Justino I no tuvo descendencia y designó como sucesor a Justiniano, asociándole al trono en el 527, el mismo año en que murió. Desde entonces, hasta su muerte, se aplicó con energía a revitalizar el Imperio de Oriente, contando con la inestimable ayuda de su esposa, la emperatriz Teodora. Justiniano centralizó y reformó la Administración, reforzó el absolutismo monárquico y el ceremonial cortesano, sometió a la jerarquía eclesiástica convirtiéndola en instrumento del poder imperial y emprendió grandes construcciones, como la basílica de Santa Sofía de Constantínopla. Tras asegurar la frontera oriental conteniendo a los persas, se propuso la reunificación del Imperio romano, reconquistando los amplios territorios perdidos en Occidente. Aunque no lo consiguió del todo, sí recuperó de manos de los bárbaros el norte de África, Italia y una franja del sureste de la península Ibérica (arrebatada a los visigodos en el 554); restauró así la unidad imperial de las riberas del Mediterráneo, a falta solo de las costas de Marruecos, la tarraconense y la Galia.

CISMA: SEPARACIÓN DE LAS IGLESIAS
BIZANTINA Y ROMANA
Fue justamente en este contexto del esplendor de Bizancio donde se da el Cisma de Oriente. Desde Persia 
y Mesopotamia se introdujeron costumbres orientales que dieron origen a la elaborada etiqueta en la corte imperial, las pomposas ceremonias y a la exaltación de la autoridad y de la figura del emperador. El Imperio bi­zantino reconoció como religión oficial el cristianismo, pero este se desarrolló en forma diferente que en Oc­cidente. En Occidente el poder de la Iglesia y del Papa aumentó en la medida que la autoridad temporal, es decir, la de los reyes, se debilitaba. En Bizancio ocu­rrió justamente lo contrario. El emperador tuvo amplios poderes sobre la Iglesia y su autoridad máxima, el Pa­triarca de Constantínopla. Con el tiempo se produjeron diferencias cada vez más hondas entre la Iglesia lati­na y la Iglesia griega. Ya en el año 381 el Patriarca de Constantínopla rechazó la doctrina por la cual el obispo de Roma tenía autoridad sobre la Iglesia entera. A las disputas sobre el poder y la jurisdicción se agregaron polémicas sobre el dogma y los ritos. Los iconoclastas, los destructores de imágenes, denunciaron el culto de las sagradas imágenes como vuelta a la pagana ado­ración de los ídolos. Así, en el 1054 el Papa León IX y el Patriarca Miguel Cerulario se excomulgaron mutua­mente y se produjo la ruptura definitiva. La Iglesia en Oriente se separó del Papa en Roma y se constituyó la Iglesia griega ortodoxa.

https://es.slideshare.net/kiocho2/cisma-de-oriente-14420681

ACTIVIDAD 1. Desde el pensamiento social

En grupo de cuatro personas organicen un dramatizado sobre el Cisma de Oriente donde se muestre la ruptura entre la Iglesia romana y la bizantina en 1054.




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